Eventualmente, en la vida, necesitaremos un viaje espiritual para reencontrarnos con nuestra esencia y obtener la sanación; alguien que conozca y le apasione el lugar al que vamos a recorrer, que no solamente nos describa el recorrido sino que nos ayude a vivenciar, a atravesar la emocionalidad que transmite cada calle, cada recoveco, cada piedra. Una persona capacitada, locuaz, que hable nuestro idioma y nos acompañe a transitar por la historia y esencia de cada lugar en todas sus formas: su historia, su gente, su cultura, sus aromas, sus sabores. Un guía que nos sepa asesorar y resolver con rapidez y buena predisposición cada una de nuestras necesidades al viajar. Alguien que nos brinde la capacidad para elegirlo y viajar; la tranquilidad al estar allí y la confianza para volver a elegirlo.