Visitar la Ciudad Vieja de Jerusalén es como viajar a un nuevo mundo, místico y mágico. Considerada durante mucho tiempo como uno de los lugares más sagrados y visitados del mundo, que alberga estructuras y restos significativos para las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. Un paseo por sus pasajes sagrados es una emocionante fuente de cambio de perspectiva histórica, cultural y espiritual que no se puede perder.
Únase a los numerosos turistas que visitan diariamente la Ciudad Vieja de Jerusalén y será transportado en el tiempo. Sea testigo cómo judíos, musulmanes, cristianos y armenios viven e interactúan mientras visita los numerosos sitios inspiradores y espiritualmente edificantes, escondidos entre los callejones sinuosos de la Ciudad Vieja y camuflados por la uniformidad de la piedra de Jerusalén. Recorra la Vía Dolorosa y visite las numerosas iglesias ornamentales, destacando la Iglesia del Santo Sepulcro, rinda respeto en la Tumba del Jardín, susurre una oración en el Muro Occidental (Kotel), visite los túneles del Kotel o adéntrese en el muy ajetreado mercado árabe. Las estructuras son sensacionales y le conectan a una época pasada.
Entre a la Ciudad Vieja por cualquiera de sus grandes y magníficas puertas y será transportado instantáneamente a una época antigua, con olores auténticos y lugareños vestidos de forma tradicional. Aquí, podrá encontrar estrechos carros tirados por burros, bicicletas y vehículos de tamaño especial que dominan las estrechas calles y callejones y que dan una sensación rústica del viejo mundo. Comerciantes apasionados, gestionan bulliciosas tiendas, puestos y restaurantes, cada uno vende sus mercancías con gran energía.
En la Ciudad Vieja asegúrese de caminar a lo largo de las paredes de piedra antiguas y encontrará impresionantes vistas,hermosas e históricamente ricas, de los sitios circundantes, lugares de interés y acontecimientos cotidianos apasionantes. Dé un paseo a lo largo de las murallas de la Ciudad Vieja o visite el adyacente Museo de la Torre de David, donde la historia cobra vida a través del sonido y la luz, magnificando la belleza pura y el significado de los adoquines que pisa.